lunes, 8 de septiembre de 2008

el árbol del orgullo


Si bajan a la Costa de Berbería, donde se estrecha la última cuña de los bosques entre el desierto y el gran mar sin mareas, oirán una extraña leyenda sobre un santo de los siglos oscuros. Ahí, en el límite crepuscular del continente oscuro, perduran los siglos oscuros. Sólo una vez he visitado esa costa; y aunque está enfrente de la tranquila ciudad italiana donde he vivido muchos años, la insensatez y la transmigración de la leyenda casi no me asombraron, ante la selva en que retumbaban los leones y el oscuro desierto rojo. Dicen que el ermitaño Securis, viviendo entre árboles, llegó a quererlos como amigos; pues, aunque eran grandes gigantes de muchos brazos, eran los seres más inocentes y mansos; no devoraban como devoran los leones; abrían los brazos a las aves. Rogó que los soltaran de tiempo en tiempo para que anduvieran como las otras criaturas. Los árboles caminaron con las plegarias de Securis, como antes con el canto de Orfeo. Los hombres del desierto se espantaban viendo a lo lejos el paseo del monje y de su arboleda, como un maestro y sus alumnos. Los árboles tenían esa libertad bajo una estricta disciplina; debían regresar cuando sonara la campana del ermitaño y no imitar a los animales sino el movimiento, no la voracidad ni la destrucción. Pero uno de los árboles oyó una voz que no era la del monje; en la verde penumbra calurosa de una tarde, algo se había posado y le hablaba, algo que tenía la forma de un pájaro y que otra vez, en otra soledad, tuvo la forma de una serpiente. La voz acabó por apagar el susurro de las hojas, y el árbol sintió un vasto deseo de apresar a los pájaros inocentes y de hacerlos pedazos. Al fin, el tentador lo cubrió con los pájaros del orgullo, con la pompa estelar de los pavos reales. El espíritu de la bestia venció al espíritu del árbol, y éste desgarró y consumió a los pájaros azules, y regresó después a la tranquila tribu de los árboles. pero dicen que cuando vino la primavera todos los árboles dieron hojas, salvo éste que dio plumas que eran estrelladas y azules. Y por esa monstruosa asimilación, el pecado se reveló.

G.K. Chesterton, "El hombre que sabía demasiado".

jueves, 4 de septiembre de 2008

mamá es linda

Cuando yo nací osea cuando tenía 2 años
Abrí los ojos y vi que linda era mamá.
yo no podía hablar y no le podia hablar y lo tenía que hacer
y no entendia. mamá decía que hace, baila?...
siempre decía eso.


FIN

Autor: mi hija, 7 años.
(nunca me sentí tan linda como en este momento...)

miércoles, 3 de septiembre de 2008

cuando susurras su nombre...

Cinco letras
Un susurro
Y ella…

Mira bien
alto;
ríe verde en el baile de las copas,
íntima (su alma)
amanece.

Y ella…

Al son circular
de cinco letras
eleva su cielo
hasta la ausencia de nubes.
Desnuda, sola, libre,
en la eternidad musical
de cinco letras.

Y ella…

Mora bien
alto;
ruge a través del viento
íntegro (su amor);
amanece

M
a
r
í
a.

Y ella…

domingo, 24 de agosto de 2008

aeroparque



ahí arriba está, perdido entre miles de personas perdidas en la búsqueda de un mostrador.

martes, 19 de agosto de 2008

hacia dónde


Tandil me mira la espalda
Tandil me cuestiona
hacia dónde me lleva
este llevarme y
dejarme llevar en la balsa de
mi vida hoy sin remos
y el agua baila
debajo
la música que abre los poros
de mi cerebro para que ya
no piense
para que la lluvia del sentir
se cuele en cada hebra de mí
y descienda con agujas
hasta la pleura con
lento cosquilleo
que perfora mi pecho
inunda
y me canta
vale
la vida vale el instante que sentimos.

sábado, 9 de agosto de 2008

el araña



Dolores eligió contar una carta que le envió su papá, hoy desaparecido, a su abuela.

“Estaba en un hospital charlando con un sacerdote cuatro horas sobre los chicos que piden limosna por las calles, los enfermos, las villas miserias, los que sufren, los trabajos que están mal pagados y los que están solos. El me decía que a Cristo lo queremos porque no está entre nosotros. Porque si volviere y se repitiere la historia, viviría en una villa miseria y cuando tuviera treinta años y saliera a predicar su mensaje por las calles, cuando lo siguieran las muchedumbres, lo meterían preso. Y no lo crucificarían porque hoy en la Argentina no se crucifica, pero si lo torturarían y seguramente no habrá muchas voces de las que llenan las iglesias pidiendo por su libertad.
Tengo 34 años y así como cargo con las culpas asumo como míos todo el amor y toda la belleza. Estoy haciendo de mi vida una lucha en lo que creo. He ido abandonando poco a poco la riqueza y tratamos con mi mujer de ir asumiendo cada día más la vida de los humildes. Esa violencia callada, esa injusticia, es la violencia del sistema de los hospitales, los mendigos, los índices de mortalidad infantil y los bajos sueldos, es la violencia que impone el dinero como valor supremo y subordina todo a él, el amor, la belleza, el hombre. Y a esa violencia se opone otra, la del pueblo que dice basta, la violencia de los hombres dignos, la de los que queremos cambiar en serio...”, terminaba el escrito que guarda con dulzura.

Quisiera volver a verte, Dolores. Y cantar aquellas canciones una vez más. Una vez más, contarte que a tu padre lo llevo en los más lindos recuerdos de Santa Elena. Tu padre eran helados en el Club Atlético y Biblioteca Almafuerte; era entrar a lo prohibido: entrar al cuarto de la Tía Elena mientras dormía su siesta en la cama con dosel, para entrar a lo prohibido en su aparador y robarle la caramelera; tu padre era mi llave del billar vedado, como lo era yo entonces, para los infantes; tu padre me llevó al sótano, prohibido también, para demostrarme que allí no habitaba el fantasma de la vieja que miraba con ojos malos desde el óleo dentro del dorado marco barroco. Con tu padre descubrí que no todo está prohibido, si uno mira con otros ojos.

miércoles, 6 de agosto de 2008

cerca, Rosario siempre estuvo cerca


Sí, Piluso. Rosario siempre estuvo cerca. Tan cerca que ella hoy recorre la 9 en el Mercedes once catorce a 55 kilómetros por hora y siente que tiene 15 años haciendo dedo pero con más décadas, con más historia.

Tan cerca, que la niña está sentada en las faldas del Araña mientras él atornilla los engranajes de relojes, pero hoy sabe que son bombas por una revolución.

Tan cerca, que hoy está tomando un café clandestino en la peatonal.

Cerca como él de ella, cuando la abraza y la besa al entrar en el baño de mujeres del Aeropuerto Fisherton; cerca como los gritos femeninos: el escape para dejar atrás una esposa y un esposo es un éxito alborotador.

Cerca, en transcripciones taquigráficas que hoy esperan en el Congreso de la Nación a la bisnieta del Senador.

Tan cerca, que el polvo acumulado en 12 años sobre el lomo de un libro autografiado se sacudirá en la biblioteca. Ella, hoy abrirá La Máquina de Escribir.

Rosario siempre está cerca.

lunes, 4 de agosto de 2008

¿hubo noticia? ¿cuál?

Domingo. Jarro de café con pantuflas. Prendí la laptop. Me loguié al Messenger y al Skype. Abrí el Mozilla para leer los diarios. Mientras esperé a que se indentaran las páginas, abrí el Itunes. Sí… Salinas sonó bien. Fui por los titulares.


www.perfil.com.ar
La guerra no termina.
El agro se plantó en la Rural y Cristina defendió la 125.
Especial: toda la primera conferencia de prensa de la era K.


www.clarín.com.ar
Primera conferencia de prensa presidencial de la era Kirchnerista.
Cristina: ni cambios ni “doble comando”.
La presidenta reivindicó a Moreno, a las cifras del INDEC y al proyecto del tren bala. Y también, el intento fallido de imponer las retenciones móviles. Fue dura con Cobos y con el campo. Y descartó la idea de que Kirchner la maneje.

www.lanación.com.ar
El nuevo escenario
La Presidenta ratificó todas sus políticas y defendió a Moreno.
En su primera conferencia de prensa, afirmó que “volvería a impulsar” las retenciones móviles. Convalidó la inflación que da el INDEC. Volvió a calificar de “antidemocrática” la protesta agraria. Dijo que no habrá cambios en el Gabinete.

www.página12.com.ar
“Volvería a impulsar la resolución 125”.
En su primera conferencia de prensa, Cristina Fernández defendió el modelo económico, confirmó a Moreno y respaldó los índices del Indec. “Es la primera vez que se discute la redistribución —subrayó sobre las retenciones— no a partir de lo que recauda de todos el Estado, sino a partir de la renta extraordinaria de un sector favorecido”.


Eh?? ¿Y la noticia? ¿Cuál fue? Sigue todo igual… no entendí. Otro jarro de café.

Pienso. Me cuestiono: ¿la noticia fue que una herramienta canalizadora de noticias, como lo es una conferencia de prensa, es “noticia per sé”? (Qué paradoja. Comunicación sobre herramientas de comunicación que dieron respuesta a 24 preguntas, sin repreguntas.) Sigo pensando... ¿no estaremos sobrecomunicándonos?

Ah... ¡No! Sí, sí… Ahora recuerdo… Una vez escuché un pope de la comunicación decirle jocosamente en serio a un cliente: querido, si no esstáss en los diarios y la tevé, ¡no esssistíss! (Y el cliente se convenció.)

Ya entendí. Cristina, ¡essiste!

¿Y el futuro del país? Sobre eso no hay noticias. ¿Essistirá? Más adelante, tal vez, lo sabremos. Cuando sea historia. O no.

domingo, 3 de agosto de 2008

salvajes encuentros

a veces, la vida me distrae y no le encuentro sentido.

otras, la vida me lleva a encontrarlo en el doblar de ciertas campanas o las carcajadas de mis hijos.


hoy encontré sentido en las palabras de los detectives salvajes.


mi desesperación se ausentó en el laberinto de sus páginas.


un domingo de una vida donde encuentro la vida.

gracias, bolaño. por Ulises, por Arturo.

miércoles, 30 de julio de 2008

aguante bombita rodriguez


el Palito Ortega Montonero!!!

nos vemos en septiembre. (ojalá...)

mientras tanto, te miramos en youtube

aburrimiento



cuando me aburro de escuchar a alguien, pongo el automático. mi cabeza se inclina al ritmo del monólogo asintiendo o ladeándose cuando así le parece que debe hacerlo, mientras vuelo hacia ningún lugar. cada tanto, un bocadillo disimulante: ah... claro. sí. sí. ajá.

aquella mañana en cafecito porteño, el zumbido consistía en tasas de respuesta, inversiones, acciones, todas cosas que ya sé de memoria hasta que de repente escucho "calzoncillos". eh? cómo calzoncillos? escuché bien? por qué este señor me habla de sus calzoncillos? (hasta entonces, sólo supe de calzoncillos de hermanos, novios, maridos (voy por el segundo), sobrinos o mi hijo). nunca de un superior. nunca, juro por mí misma, (gestito de cruz con el dedo índice sobre mis labios) un hombre me tiró los perros hablándome sobre sus calzoncillos. uy... puede ser mi primera vez... cómo será?

soy un ser humano, no está mal que alguien se fije en uno de vez en cuando, ¿no? y sí, los calzoncillos de este señor, llamaron mi atención. ahí nomás, frené el vuelo. tratando en un inútil esfuerzo de rebobinar lo que oí mas no escuché. mejor, paso. no meto ni una migaja, a ver si meo fuera del tarro (o peor... que tenga que ir al lave-rap por un sí mal colocado). trato de hilvanar el relato, poniendo mi mejor cara de estúpida, concentradísima en su discurso.

ah. la organización no le reconoció el ticket por los nuevos que tuvo que comprar cuando perdió su valija yendo a bolivia. que se joda, pienso. sigo aburrida. prosigo el vuelo.

lunes, 28 de julio de 2008

divisiones

en junio pensé en nuestro país dividido. los "golpistas" por un lado, los "distribuidores de la riqueza" por el otro. (eh?? bueh... así se nos caricaturizó durante el conflicto con el campo... je!)

estaban realmente así conformadas nuestras divisiones? lo dudo.
no se trató de un sector en contra de la re-distribución de la riqueza. entre esa gente "golpista" había muchos deseosos de que de una buena vez por todas la concreten y no de que la invoquen para justificar manotazos de ahogado. yo quiero esa re-distribución; pero al diferir en el "cómo", fui durante más de 120 días una golpista. ay! pobre de mí.

según horowicz, quien hoy está dividido es el peronismo: "El PJ se ha quebrado, está claramente dividido", apuntó tajante el especialista en peronismo. "La división quedó clarísima con los 12 senadores que votaron en contra [de las retenciones móviles]", precisó. (está clarísimo que este señor goza de mucho más prestigio que yo a la hora de analizar hechos históricos.)

pero más allá de su opinión, para mí hoy una división se produce en la tangente de la necesidad de un cambio a la hora de hacer política por parte de nuestro gobierno (que espero, sinceramente, termine su mandato en la fecha prevista y no se tenga que ir como, muy a pesar mío, dijo D´elía.)

basta leer los comentarios de los lectores de muchos diarios que hay una gran necesidad de una apertura al diálogo, al debate, a la búsqueda de soluciones en común, pero mirando hacia el futuro. no exacerbando enfrentamientos pasados. o fórmulas históricas que fueron exitosas en sus respectivos momentos.

con esto, no digo que no tengamos en cuenta nuestra historia. tengamosla bien en cuenta. y releámosla una y mil veces. para no repetir nuestros propios errores. pero estoy convencida de que pensando cuál será la mejor forma de andar nuestro futuro, tal vez podramos lograr convertirnos en una Nación. (sin divisiones).

y hablando de divisiones... yo también estoy dividida:

Estoy dividida para algunos ojos
quedetantos
turban los míos

Hija no adjetivada
Amiga leal
Hermana cómplice
Madre infatigable
Laburante tenaz
Mujer ¿asesinada?

¿Quién adulteró la página de mi ser
humana?

Mis fraccionadas entrañas han de coexistir
en el ciclo furioso de trechos que se entrelazan
sin encuentros

Las divisiones internas martirizan la inmanencia

Habrá el estuario
donde mis inquietas aguas
confluyan indivisibles
(antes de mi muerte).

miércoles, 23 de julio de 2008

el pez que camina

yo e visto un pez que camina. en 2 Hs después vino un pez hada que era la bruja y lo convirtió en un sapo. en 2 o 3 Hs después vino un pez hada y le dio un beso y volbio a la normalidad.

FIN



Autor: mi hija, 7 años.
Nota: sólo se aceptarán comentarios con babero

martes, 22 de julio de 2008

caminar


Mis hijos a veces tropiezan. Las consecuencias generalmente son lágrimas. Por el dolor del raspón en la rodilla o porque el tropiezo atentó contra el objetivo. Ahí estoy con mi abrazo, mi consuelo y mi ánimo. Que no decaigan nunca.

Bueh… hoy me tropecé con la vida. (O conmigo…)

Y ahí estaba, una vez más, mi amiga. Alentándome a caminar. A caminar hasta el asco. Hacia cualquier mar. Caminar estas calles de lluvia negra. Caminar sobre las nubes del tiempo, pero caminar. Caminar mis arrugadas noches de cartón. Hacia el derretido abstracto que se derrama en mis huesos y choca mis piés, caminar. Caminar alaridos marchitos. Caminar el tiempo transeúnte de mi viento. Caminar, caminar, caminar.

viernes, 18 de julio de 2008

feliz cumple a un ser humano como pocos


90 años.

en un discurso grabado, llamó a apoyar sus organizaciones benéficas, que seguirán adelante con su legado de perdón y reconciliación. por eso este post. porque él es embajador de una ong con la que colaboro... si podés, hacélo vos también. entrá a www.aldeasinfantiles.org.ar. podés asegurarle a un niño argentino su desayuno con poco esfuerzo.

desde lejos. en silencio, va mi homenaje y agradecimiento hacia este gran hombre.

jueves, 17 de julio de 2008

nuevo embajador en rusia

fotografía: gentileza claudio herdener.


éste es un laburante de la ruralidad argentina. su sobrenombre: cabeza de esponja. "sí... hay días que pasa un yato y no sé qué pasa. es que se me caió un árbol en la cabeza cuando laburaba en la forestal... por eso me digo cabeza de esponja. ahora pude dejar ese laburo porque tengo mis propios pepinos. y los vendo todos, eh! ella ia no trabaja en casas de familia y mi piba, sí! mi piba va a la facultad. pagué derecho de piso. pero valió la pena. si hasta me doy el gusto de criar mis gallos de riña."

por él, cris. mandálo al vizco a lavar los platos. o como dice mi amiga, de embajador a rusia. éste, que no tuvo nada que ver con nada, te necesita. él también es el campo.


sábado, 12 de julio de 2008

aduanas argentinas


hace algunas semanas me preguntó un extranjero si había ido al acto en la Plaza de Mayo. Le contesté con otra pregunta:

- Vos, ¿hubieras ido si fueras argentino?

.- Fui al acto porque es un espectáculo folklórico como ninguno. Lo vi desde las escalinatas de la Catedral.

y sí. somos folklóricos. y recordé esta fotografía que saqué en una de nuestras aduanas del Río Paraguay.

amo mi país. así. folklórico. mío. tuyo. nuestro.

miércoles, 9 de julio de 2008

papeles para amar


La mujer giró su cabeza a la izquierda y vio su boina bordó y el bolso que le colgaba del brazo izquierdo en la vereda de enfrente. Encendió las balizas y detuvo el auto a la altura del hipódromo mientras lo observó cruzar la Avda. del Libertador cabizbajo. Presintió que no iba a disfrutar de su buen humor aquella tarde de invierno.

Ni bien él acomodó su generosa musculatura en el asiento del acompañante, subió el volumen para escuchar mejor los versos de Milanés.

- Estoy muerto. Estoy despierto desde las cinco de la mañana - le dijo excusándose.

Y se puso a desafinar. El sol, cómplice, quiso rebotar en el parabrisas para disimular el brillo de sus ojos y la mujer entonó con fuerzas la melodía en el intento de ocultarle a su machismo, que se había percatado de su estado. Acomodó el nudo en la garganta para prolongar el canto mientras divagaba pensando en cómo semejante masa humana podía quebrarse así como así. ¿Se habría sentido él, como ella en ese momento, hundida, cuando meses atrás la pasó a buscar por el aeropuerto y lo abrazó llorando al buscar consuelo sobre su hombro? Recuerdos de infancia en silencio sobrevolaron la poesía cubana mientras el auto ya esquivaba otros autos en la General Paz. La imagen de aquella fotografía en la que ellos con sus tapaditos rojos estaban caminando de la mano frente a la Iglesia del Socorro una vez más se deslizó en su memoria.

El continuó desafinando “diez papeles grises para amar…”. Lloró y suspiró.

- La conchuda no me devuelve la cruz de los abuelos. Pero mañana firmo el divorcio. Terminó… Cómo pude… ¿Cómo pude?

Un camión cargado que rebajaba cambios para encarar la subida la obligó a aminorar la marcha.

- Todas las mañanas él les prepara el desayuno a mis hijos para después llevarlos al colegio. Mientras, la conchuda duerme. - llora, suspira.

- Suspirá más fuerte, hermano - lo anima ella.


- No lo puedo odiar.

lunes, 7 de julio de 2008

si te doy mi palabra, me doy

"En guaraní, ñeñé significa palabra y también significa alma. Quien miente la palabra traiciona el alma. Si te doy mi palabra, me doy."

y siguió su discurso: "¿por qué será que el Che Guevara, el argentino más famoso de todos los tiempos, el más universal de los latinoamericanos, tiene la costumbre de seguir naciendo? Paradójicamente, cuanto más lo manipulan, cuanto más lo traicionan, más nace. El es el más nacedor de todos. Y me pregunto: ¿No será porque él decía lo que pensaba, y hacía lo que decía? ¿No será que por eso sigue siendo tan extraordinario, en este mundo donde las palabras y los hechos muy rara vez se encuentran, y cuando se encuentran no se saludan, porque no se reconocen?" Eduardo Galeano.

luego de leer sus palabras, cierro los ojos del alma, me enrosco y escondo en mi soledad, (acompañada).

martes, 1 de julio de 2008

mi komandante

En este punto, levantó la cabeza en dirección al venezolano y añadió "Ahí me mira Chávez. Si no sabe bien qué es sinalagmático, porque él es un militar y no tiene por qué saber un término jurídico. Pero un contrato sinalagmático es obligaciones de ambas partes", completó entre risas y con tono docente. Antes de seguir adelante, añadió: "¿Está bien mi comandante?"

Luego de leer este párrafo en un diario nacional... me quedé dudando. dudé bastante. las dudas me hacen pensar. y pensé. pensé en que hasta hoy pensaba que esta mujer era komandada por su marido. ahora dudo. me pregunto si serán dos sus komandantes... y la soberanía nacional? fue un chiste? kristina... kristina... que te dispongas a las órdenes de tantos hombres, me avergüenza como mujer. sos la presidenta de los argentinos! hacé honor a tu investidura y no a la vestimenta... porfis!!! y empezá a comandar vos de una buena vez!

domingo, 29 de junio de 2008

encuentro entre el automóvil y la belleza de una mujer


Viernes. 14. septiembre. 2007. viernes. 12.59 dice el reloj en la pantalla. En mi muñeca 13.03. A las claras, hablan de mi desincronización. Hace ya 5 días que llueve y que no puedo digerir absolutamente nada sólido. El automóvil que me traslada desde hace 7 años, ayer (ayer: 13, no podía ser ni 14 ni 12, sino 13…) mientras sus ruedas traseras comenzaron a temblar más y más y más, dijo: suficiente, querida. Pues heme aquí atravesada por la luz gris del cielo, inmovilizada, a excepción de saber que aún cuento con mis pies y mi cabeza.

Y sí. Dijo basta. Suficiente. Harto. Será que para mí el auto es tan sólo un medio de transporte. Ahora lo pienso y recuerdo que hace más de 2 años, el tanque de gas circula con él graciosa y ociosamente. Resultó ser trucho. Como tantas otras cosas de éste, mi querido país; yo, ¡argentina hasta la muerte! También vienen a mí las imágenes de botellitas, latitas, tickets del peaje, papelitos de caramelochupetínchicle que, a quienes amorosamente nos traslada, le dejamos día tras día como recuerdos. Lo hacemos porque lo queremos y para que no pase la noche afuera, tan solo. Una justificación poco legítima. Pero, dado que mis contribuciones en estos últimos 5 días han mermado considerablemente, disculpable.

Entonces escucho, a lo lejos, la voz impetuosa que me empuja “Tu auto es un asco. ¿Por qué no lo llevás a lavar?” Y, sí. Soy una incomprendida. El auto es para que me lleve y me traiga. No para andar con derroches de tiempo llevándolo a la peluquería. Para eso estoy yo. Para que alguien se tome aproximadamente 55 minutos alisándome el pelo y que en 5 la lluvia haga de las suyas devolviéndole su genético aspecto rizado. A este infortunio hay que yuxtaponer a la amiga cómplice que, como al pasar, envía un mensaje de texto diciendo “despeinada”, (nada puede hacer el pobre palito ortega más que empalagarnos con su… su… ay … no encuentro palabras para adjetivar su música… qué dilema; su canto no consuela). Y escuchar comentarios de mujeres que, como si nada, te miran lastimosamente y verbalizan: Ayer, el pelo lo tenías mejor… qué te pasó? Nada, boluda. La lluvia. O no te diste cuenta (esto sólo lo pienso... no es correcto acusar el impacto; mejor hacerse la que no pasó nada… o sí?) La lluvia arruinó mi pelo mas no lavó mi auto.

Bueh… me fui por las ramas de mi pelo, con quien hace 41 años que no convivimos felizmente. Sólo nos “toleramos”. Y mejor no hablar de ciertos pelos que un buen día dicen: ¡aquí estamos!! (Llegó la vejez.) Y, ¡zac!: la tintura. Hablando de tintura, recuerdo que mi pobre auto también necesita “chapa y pintura”. La insensatez de la avenida del Libertador tiene cosas que a las mujeres nos perturban: muchos hombres apurados manejando sus autos como si fueran a algún lugar. (Apurados por qué? Para qué??? Adónde se dirigen atrapados en sus trajes, ahorcándose con corbatas?) Y, nuevamente la incomprensión: ¡no pueden esperar a que una se termine de poner rimel cuando el semáforo ya está en verde? Qué los atosigará tanto…y crash… el guardabarros delantero izquierdo voló junto al espejito retrovisor al paso de una 4x4 negra que se hartó de la espera. ¿La culpa? Y… la tienen ustedes, los hombres. Que nos quieren lindas… esperándolos cual geishas para introducirnos. No, señores. Yo no tengo la culpa. DE NADA!!! Tampoco de mi propia desesperación.

Nuevamente aquella voz, su voz, empujando mi existencia: Cómo te chocaron? Te arreglé todo el auto hace 2 meses. Dos dos dos dos dos dos dos dos. El dos retumba. Me lesiona el semblante, el dos. Mejor ni le cuento que al levantavidrios también se le ocurrió romperse. Y, que hace semanas, ya no sé cuántas, el viento helado no quema mi terrena materia, gracias a la solidaridad indispensable de una goma de borrar (dibujito de winnie the pooh incluido), que sostiene el vidrio prodigiosamente.

La cuestión es que desde ayer, 13, fatídico jueves 13, el auto, ese auto sucio, mi auto, no me quiere llevar ni traer. Desde acá arriba, en un mundo que supe crearme, lo miro con fastidio… Pero acá, arriba, me abstraigo por instantes y disfruto eterna mi presente. Ahondándome en mis libros, en una canción que suena en mis auriculares a movimiento, a andar… En cientos de papeles, papelitos; blocks de hojas pequeñas, medianas y enormes donde mis lápices garabatearon palabras. En letras de canciones, letras que me escriben o que escribo. Me escoltan innumerables versiones de bocetos, textos a pulir, frases sin sentido. Un destornillador (me pregunto por qué tendré un destornillador aquí a mi derecha…) Reglas, muchas reglas. De metal, de plástico, rectangulares, triangulares y, si las hubiera, redondas. Lápices hb, b, 2b, hasta llegar al 6b; portaminas 0.5, 0.7, marcadores al agua e indelebles, lapiceras, biromes (con los más inverosímiles isologotipos que les hiciera estampar). Y dos compañeros infaltables: el cutter y la cinta bifaz. Cajas, cajotas y cajitas; de madera, de cartón, de acrílico, forradas y sin forrar. Todas ellas con una delicadísima función: hacer que pierda la cordura tratando de encontrar algo. La tijera del costurero, la tijerita con puntas redondeadas de mi hija y otras tijeras más. El celular que no suena. El inalámbrico, que tampoco suena. Un cenicero repleto de cenizas que me pide por favor, descansa alegremente con la compañía de un jarro de café ya frío. Un calendario está clavado en el mes de marzo, como queriendo apaciguar el tiempo. Allí, impreso, flota Fontanarrosa: “Se puede hacer una armadura de papel. Pero no te pelees.” La ventana que transpira lluvia, donde me reflejo y me encuentro con mi pelo. La modesta biblioteca que supe armar con mis propias manos; la que luego pinté, lijé y barnicé meticulosamente con todo mi amor, hasta que mis manos gritaron su dolor. También el escritorio inglés, solemne cedro que fuera de mi abuelo, papá Carlitos, el Dr. Carlos Alberto Enrique Sáenz Castex, Capitán de Navío, Médico. Lo salvé en 1980 de perderse en un remate de Guerrico & Williams sobre la calle Posadas. Entró justo debajo de la lucarna que, sobresaliendo del techo, mira al oeste desafiando la orientación, penetrando lo impenetrable. Otro hecho que confirma que no hay casualidades. Tengo que encolarle una pata. Juntos, el escritorio y yo, queremos peinar el cielo. Aquí sobre él, mi alma vuela hacia mí misma. Los recuerdos eligen mi soledad bailando suave. Junto a las ausencias que tan sólo el escritorio puede revivir en estos días, amo mi tiempo. Aquí despierto mi vida. Y duerme la cotidianeidad, hasta que nuevamente mis ojos se encuentran con su presencia: mi auto azul.

No voy a someterme a hacer una autocrítica… jamás! Su obligación es esa. Llevarme y traerme. Traerme y llevarme. Punto. Yo adentro. El por fuera de mí. (Esto es un contrasentido propio de su naturaleza). ¿Cuánto hace que no le cambio el aceite? ¿Más de 6 meses? Pobre… 264.000 kilómetros de andanzas. ¡FUERA!, autocrítica. Esas cosas son para los hombres. Ni hablar de la correa de distribución. ¿Será que el auto les agranda la existencia? Lo miran y miran… lo lavan… lo cuidan… lo quieren… lo llevan, ellos llevan al auto… (se figuran que manejan, je.) Tal vez si comprendiera porqué los autos son algo tan importante en la vida de los mortales masculinos, no estaría aquí arriba, sentada, mirándolo, pensando que el lunes tendré que, finalmente, tomar impulso, dirigirme al taller mecánico, escuchar términos incomprensibles, rogar que no me metan el perro, para luego relajarme y tomar un remís al centro. Que, por supuesto, habrá de llevarme a destino. Mi único objetivo con un auto. Y con mi pelo.

sueños...

"Sueño con poder suceder a Perón", Carlos Eduardo Robledo Puch, (condenado por la Justicia a reclusión perpetua por diez homicidios agravados, un homicidio simple, 17 robos y dos casos de abusos deshonestos cometidos entre 1970 y 1972).

Je! Soñemos, soñemos. Que nos mantiene vivos.

viernes, 20 de junio de 2008

billetes al sol


Fotografía gentileza: Mónica Meda


Me hace bien mi soledad cuando mis ojos encuentran trapitos sucios al sol. Cobran sentido aquellas lejanas noches cuando el hambre desveló mi estómago en horas eternas.

Sobrevivir esas vigilias antaño me permiten hoy compartir el desierto en mí.
Los billetes, ajenos.

Nada me arrodilla. Nada me asusta.



jueves, 19 de junio de 2008

martes, 17 de junio de 2008

a marcelo


Mío tu llanto
por tiempo que no es nuestro.
Es tiempo de llorar tiempo.

Con color a muerte
emergen danzas firmes
por bajar tu persiana.

La voz acotada,
sin canto,
sin color,
aúlla en el viento sus sordas plegarias
por más tiempo.

Súplica de nada,
de cuatro años, que son todo.
Y, sin embargo, son tan nada.

Cuatro años de luz
(tu anhelo y el mío).

Y allá lejos,
allá en la esquina que dobla en la calle
Cuatro Años
toma café la persiana pesada.

Tan lejos.
Tan cerca.

lunes, 16 de junio de 2008

a mi padre biológico




Eficiente escondite, aquel
forjaste.

No lo hallé antes
no lo encuentro hoy.

Búsqueda infortuita
de recuerdos
que no recuerdo.

Lejos
tu inalcanzable secreto
circunda
(acá)
el lindante afán por desterrarte.

Pero este anhelo ruge gaitas…
El temple
te atenaza…

¡Este arrugado empeño
por atrapar
tu piel
en la mía!

no hay mejor reforma agraria que la familia



Hace escasos veinte días me llegó por mail una carta abierta del Intendente de Inriville, bregando por intereses propios a los de una república federal, contrarios al aumento de las retenciones a la soja que el Gobierno impuso arbitrariamente. Esa carta me hizo recordar este episodio de amor que ocurrió quince años atrás.

Corría el año 1993 en este país que supo jactarse de ser el Granero del Mundo. Un país históricamente bifurcado, por intereses que generaron en su seno el odio, como el alma de una casi-mujer que se debatía en asimilar su propia existencia, también dividida.

Dice cierto filósofo que la misericordia es la virtud del perdón, y su secreto, y su verdad. La misericordia, anula el odio. Su máxima sería: allí donde no puedes amar, deja al menos de odiar.

Sin saberlo entonces, la división interna de la muchacha se debatía allí. Cómo no odiar el alcohol; cómo no odiar lazos sanguíneos que vieron en el poder de una botella la oportunidad de enriquecerse; cómo no odiar la supremacía de la injusticia… ¿Es injusticia aprovecharse de una débil víctima del alcohol? O el valor supremo por estos tiempos todo lo justifica… ¿Se equivoca quien no puede ver? ¿Acierta quien ve dónde hacerse del dinero a cuesta de debilidades ajenas?

¿Podría haber lugar para el amor en aquel año donde mucho estaba perdido?

La carga era gruesa. Esos ojos de apenas 25 años debían encontrar una salida al derrumbamiento estrepitoso de su estirpe terrateniente. Puerta tras puerta se cerraban soluciones, componiendo un ritmo musical lúgubre al son del atardecer que no devendría en una aurora promisoria.

El hoy Intendente de Inriville, su entonces enemigo, fue el cerebro de la maniobra de usurpación; como acarreaba su propia sangre, el ardid provocó en aquella mujer un padecimiento contradictorio. Ilusa, fue a su encuentro a buscar respuestas donde no habría de hallarlas nunca (aunque su intención había sido la de provocar lo inverosímil: un atisbo de solidaridad).

Devastada, se dispuso entonces a buscar dentro de sí, algún dejo de valentía como compañero para enfrentar lo que vendría.

Su anhelo era recuperar lo perdido. Un campo que la vio crecer, ahora arrebatado ante sus propias narices y por su propia sangre. Símbolo que, bien podría decirse, consistía en mucho más que una raíz. Observando el panorama y aun siendo ignorante en botánica, puedo aseverar que difícilmente algo pueda sobrevivir sin raíces. Pero, ojo que hasta aquí hablo sólo de sobrevivir; conozco quienes sobreviven la vida aún muertos-en-vida; mi mayor preocupación se centraba en la mezquina contingencia de que aquella joven tropezara con algún consuelo que le permitiera sentirse viva.

Hay seres que nacen con una inagotable fuente de energía que tal vez radique en el amor. Ella puede haber pertenecido a esta raza en extinción.

¿Qué es el amor?

Todavía no lo tengo muy claro. Sólo la observé en esos casi 12 meses de deambular por un campo que ya (casi) no le pertenecía. Allá fue, contra toda tempestad. Encontró amigos en los briosos brazos de las personas más humildes y puso su cuerpo a las inclemencias del clima y del agobio económico.

Caminó kilómetros y kilómetros para tan sólo hacerse de agua potable. Encontró sus delicadas manos llagadas luego de dos días de descargar y cargar tejas para hacerse del soez billete. Escopeta en mano, sacrificó animales para evitarles el padecimiento de un lento agonizar. Otras tardes hubo de enfrentarse con águilas negras que portaban armas para amedrentarla. También se encontró en madrugadas en las que el sol no alumbraba y más difícil le resultó enganchar hélices o enfardadoras al tractor. Eran aparatos harto pesados, no sólo para su fémina condición, sino para su solitaria tarea. No lo logró en el primer intento; tampoco en el segundo ni el tercero. Lo logró su obstinación ante la necesidad asfixiante. Pero sus ojos, vidriados por el dolor, aún traslucían la mirada inocente del amor.

Esa que el Gringo vio un mediodía cuando ella se disponía a atravesar a campo traviesa para acortar su caminata con el bidón de 10 litros de agua.

-¿Vas para el chalet?

-Sí.

-Te llevo…

-No, gracias. Está bien. Me gusta caminar.

-Dale, subíte que te llevo. Eso pesa mucho.

Y se subió, no sin vergüenza, al Renault 18 color rosa parís. Se enteró de que el Gringo había sido chacarero de su familia tiempo atrás. Pero, también supo que su propia familia los había echado sin piedad. El dinero cambia de dueño porque la mesa es redonda y así los tiempos terminan por modificar las costumbres. Ahora ella podía compartir el dolor que punza cuando te arrancan de tu tierra.

Fui testigo de que hubo casualidades que no eran tales. Vi al gringo circulando por la ruta 6 sin destino alguno, mas que el encontrarla caminando para llevarla al chalet, sobrenombre que los del pueblo dieron a la estancia Santa Regina. Los viajes dieron paso a nuevos viajes cuya única ventura, quizás, consistiera en hallar consuelo en el amor.

Finalmente, la casi mujer perdió el campo. Su lucha no fue victoriosa en el sentido económico. Tampoco en el sentido existencial que ese campo tenía para su propio vivir. Pero encontró otro sentido. Y, creo, supo perdonarse.

Vuelvo ahora al mail que me trajo estos recuerdos… Cómo es posible que alguien sin escrúpulos, que fue un instigador que abusó del alcohol para apropiarse de lo que no le correspondía, hoy reclamara al gobierno (bastante tuerto, por cierto) por los derechos de los habitantes de su pueblo, si ni siquiera respetó los derechos de su propia sangre. En aquellos años 90, el hoy intendente de Inriville, arrasó con su propia familia, pero también arrasó con más de 15 familias de colonos, que desde hacía 50 años trabajaban de sol a sol en las chacras de aquella estancia. Me pregunto si es posible que alguien, que no posee el amor, con el tiempo modifique la dirección de su accionar.

Tomé el teléfono y llamé al Gringo. Quería saber qué andaba pasando por esos pagos. Me contó que ahora era concejal de Inriville, por el partido de la contra del Intendente (algo que me reconfortó). Su negocio de venta de maquinarias agrícolas, desde que dio comienzo el conflicto por las retenciones, era un fiasco. Y, por ello, formaba parte del piquete rural en la ruta 6 y el cruce a Baldissera.

-¡Parece que en esa ruta está tu destino, Gringo! - le dije con complicidad.

-Calláte. Este mes cumple años. Si no me equivoco, 42. Hace 14 que no sé nada de ella.

-Yo tampoco.

El Gringo me contó que había votado a Cristina Kirchner como presidenta y que no daba crédito a cómo estaba gobernando (esto me lo dijo con indignación). También me preguntó si el 25 de mayo iría a la manifestación del agro a Rosario.

No respondí en ese momento. No tenía una posición acerca del ridículo enfrentamiento que por estos días, una vez más, nuestro país estaba viviendo. ¿Una resucitada división de odios? Oligarcas terratenientes golpistas versus un gobierno peronista (¿peronista? ¿Qué es el peronismo, hoy?) Pensé en el Gringo que sólo había terminado el sexto grado de primaria, hoy devenido en concejal. Nada tiene el Gringo de oligarca, menos de terrateniente y menos aún de golpista. Pero… ¿y el Intendente de Inriville? De éste sí me permito dudar sobre las intenciones descriptas en el mail que estarían encubriendo mezquindades propias a las de un propietario de gigantesco pool de siembra como el que presidía en su actividad privada. Cinco meses atrás, las diferencias políticas los enfrentó. Hoy se encontraban ambos del mismo lado. Pero, ¿luchaban por lo mismo?

Más allá de esta circunstancia no casual, me indigna la generalización, la siembra de fantasmas del pasado que en nada reflejan la nueva realidad social de nuestra ruralidad.

Desde la charla telefónica con el Gringo, los golpes verbales del gobierno fueron cada vez más bajos. Debatí internamente si debía o no ir a Rosario. Si participando no estaría cayendo en las garras de quien intenta dividir, una vez más, por qué no, a nuestro país, ya que pareciera que ese es nuestro único destino. Finalmente fui. Las razones de encarar 300 kilómetros a apoyar al campo las encontré en buscar un país sin tanta mentira. En bregar por un país con justicia social en serio. Por aportar un granito de arena para mi utópico sueño en el que yo ya no tenga que recaudar fondos para una ONG de origen extranjero que sí puede atender a cientos de niños víctimas de la pobreza en nuestro país. Fui porque a la Patria, la hacemos todos, por una Nación en serio (qué paradoja: los slogans de nuestros actuales gobernantes).

De Rosario, me quedo con la frase de Belgrano: “El mejor gobierno no es el más liberal en sus principios, sino aquel que hace a la felicidad de los pueblos”. Pero también con el abrazo del Gringo; un abrazo, una lucha genuina.

Mis intenciones fueron producto del amor, en su significación de “ágape”. Pequé de inocencia al pensar que si la manifestación cobraba dimensiones contundentes, el gobierno podría rectificar el rumbo en pos de la unión de los argentinos, dejando atrás el odio.

Una vez más, me siento una idiota. Con el correr de los días desde el bendito mail, mi conflicto interno sigue ahondando por respuestas que no encuentro. Y no vislumbro señal que pueda encauzarlo. Una vez más cuestiono mi mirada inocente. Cuestiono que hoy pueda alguien acusarme de haber agitado aguas que se han convertido en nuevo génesis de la profundización de nuestra división como argentinos. Me pregunto si aquella casi-mujer habrá logrado perdonar al Intendente de Inriville. Me pregunto si ella habría ido a Rosario. Me pregunto si tendré que perdonarme como ella lo hizo ante su fracaso.

Pero el peor juez de mis andanzas, esta vez fue una niña de seis años. Mi hija, ayer por la noche me preguntó:

-Vos, ¿votaste al campo o a Cristina?